LAURA MONTES
Afortunada o desafortunadamente, siempre suele haber personas (y digo personas para que ni chicos ni chicas se sientan excluidos) que se sienten atraídas por su compañero/a de clase. Este tema es un tanto delicado, pues es verdad que todo el mundo necesita una motivación para hacer las cosas, ya sea estudiar, cantar o jugar a fútbol, pero también es cierto, y hablo desde la experiencia, que eso es una fuente continua de distracción.
Se está pendiente gran parte del tiempo de si esa persona te está mirando, de si está atendiendo o de si está haciendo cualquier otra cosa que pueda llamarte la atención (no os ofendáis los que miráis simplemente por satisfacción).
Con esto, lo único que se consigue es que esa persona se dé cuenta, para bien o para mal, de que estás más pendiente de ella que de las clases, y que, por lo tanto, le gustas.
Os preguntaréis a dónde quiero llegar. Pues bien, sólo pretendo que penséis un poco en qué pasaría si tuvierais a alguien observando vuestros movimientos en clase de Lengua, Historia o lo que sea, y por el motivo que fuera. Me temo que mucha gracia no os haría.
Así que, por el bien de todos, ¡ATENDED!
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